He llegado a la conclusión
de que las dudas funcionan igual
que las máquinas de algodón de azúcar:
se alimentan —como echarle polvitos rosas—
y todo empieza a girar.
(Supongo que en los estómagos
las dudas tardan más en formarse.
Digo lo de supongo porque en el mío
son instantáneas).
se espera y empieza a funcionar;
da vueltas, vueltas, vueltas, vueltas
y entonces
se introduce el palo
y todo el polvo comienza a enrollarse
y, bueno.
tenga una preciosa duda.
cómasela despacio, que esta no se deshace en la boca.
gracias.
Leerte también se me deshace en la boca ;)
ResponderEliminarAy qué precioso y suave lo has hecho.
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